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sábado, 4 de septiembre de 2010

Resumen: El debate en las Ciencias Sociales de 1945 hasta el presente. Abrir las ciencias sociales de Immanuel Wallerstein

Después de 1945 tres estructuras cambiaron la perspectiva de las ciencias sociales, la primera era que Estados Unidos salía con una fuerza económica de la segunda guerra mundial, a su vez se notaba la aparición de los pueblos no europeos, lo segundo fue una creciente expansión territorial de Universidades en todo el mundo, y el tercero fue una creciente alza en la población del mundo lo que causo su expansión fue una ampliación en la escala de actividades. Debido a que Estados Unidos tenía el poder económico durante los siguientes 15-25 años después de la segunda guerra mundial, esto provoco que la mayoría de las universidades se concentraran es ese Estado. Otra implicación es causada debido a la expansión cuantitativa de la economía mundial, lo que produjo que las principales potencias la mayoría impulsada por la guerra fría, comenzaron a invertir en la gran ciencia y esta inversión se expandió a las ciencias sociales. Entonces la ayuda económica que recibían las ciencias sociales ayudo para su legitimación, sin embargo, el término del poder político de Occidente hacia el mundo permitía la entrada de nuevas voces a las ciencias sociales y al poder. Pero estos cambios provocaron ciertos efectos en el mundo:

1. La validez de las distinciones entre las ciencias sociales.

A fines del siglo XIX existían tres líneas divisorias en el sistema de disciplinas edificado para estructurar a las ciencias sociales: la primera línea era entre el estudio moderno-civilizado (ciencias nomotéticas más la historia) y el estudio del mundo no moderno (antropología más estudios orientales), dentro del estudio del mundo moderno se encontraba la línea entre el pasado (historia) y presente ( ciencias sociales nomotéticas) y dentro de las ciencias sociales nomotéticas se encontraban la sociología, la economía y las ciencias políticas.

Una de las innovaciones académicas importantes después de 1945 fue la creación de los estudios de área como una nueva categoría para agrupar los estudios intelectuales. Su definición consistía en que una área era una zona geográfica grande en la que se encontraban coherencia cultural, histórica y usualmente lingüística. La finalidad de los estudios de área era la de concentrar a científicos de las diversas ciencias, es decir eran multidisciplinarios. Los estudios de área congregaban a científicos que la mayoría de las veces atravesaban las tres línea divisorias mencionadas anteriormente. Es así como científicos sociales nomotéticos e historiadores se encontraban frente a antropólogos y estudios orientalistas. La práctica de estos estudios abrió el panorama para observar las claras separaciones institucionales de las ciencias sociales. Y así por primera vez los historiadores y los científicos sociales nomotéticos comenzaban a estudiar áreas no Occidentales. Los estudios de área afectaron a las ciencias sociales nomotéticas y al departamento de historia y para 1960 estas disciplinas decidieron estudiar culturas no Occidentales. Esto produjo que los estudiantes de estas ciencias sociales sufrieron una evolución significativa pues su campo de estudio se había ampliado.

Al desintegrarse los estudios de Occidente con los estudios no occidentales surgió una pregunta ontológicamente ¿las dos razas eran iguales o eran diferente? La respuesta que antes predominaba era que eran diferentes, para requerir disciplinas diferentes para estudiarlas. Los científicos sociales se cuestionaban si sus leyes eran también aplicables a zonas no occidentales. La primera respuesta que surgió fue que las áreas occidentales y las no occidentales eran iguales pero no del todo, puesto que la base a esta repuesta fue la teoría de la modernización que nos dice que todas las naciones pasan por un mismo camino hacia la modernización, sólo que no todas se encuentran en la misma etapa.

Ahora los intentos por cerrar la brecha entre la historia y las ciencias sociales nomotéticas tienen una trayectoria larga y no se inició en 1945, sólo hasta 1960 fue cuando la búsqueda por la cooperación entre estas ciencias empezó a dar frutos. Es así como la historia se da cuenta del poco alcance que como disciplina tenia, pues obtenía mejores resultados en el estudio de la política pasada que en los estudios de la vida social y económica pasada. Por esta razón se busco la ayuda de las ciencias sociales vecinas que contaban con métodos cuantitativos, conceptos analíticos tales como clase, discrepancia de estatus, modelos de cambio social, etc. Algunas tradiciones de las ciencias sociales hicieron que la historia pudiera adoptarse de instrumentos específicos para desarrollar una historia crítica, o más bien una ciencia social crítica. Sin embargo, en otros países como en Estados Unidos que contaban con ideas menos historicistas y contaban con una tradición menos crítica en las ciencias sociales, los historiadores revisionistas radicales fueron menos atraídos por los enfoques de las ciencias sociales.

Las tres ciencias que florecieron después de la posguerra y que se vieron beneficiadas del éxito de las ciencias naturales fueron: la sociología, la economía y las ciencias políticas. Es por este prestigio que muchos historiadores se empezaron a interesar por los trabajos de estas ciencias. Pero esta expansión de las ciencias nomotéticas a la historia adoptó formas muy diferentes. Por un lado la aplicación de modelos, teorías relativamente específicos y estrechos de las ciencias sociales a datos sobre el pasado. La mayoría no espero y tampoco encontró en el pasado algo muy diferente, a decir los datos del pasado parecían corroborar o modificar ligeramente las leyes generales que eran su principal interés. Pero existían otros científicos sociales que hacían un viraje muy diferente hacia la historia, estos estaban interesados en explicar y describir el cambio social en gran escala, según la tradición weberania o marxiana. Sus trabajos no eran creados para primordialmente para enunciar leyes, crear o modificar, sino que utilizaban reglas generales para explicar fenómenos inconstantes y complejos.

Las tres ciencias nomotéticas, empezaron a redefinir y con esto a hacerlo más grande su campo de estudio así lo sociólogos que en la década de 1950 convirtieron subcampos importantes la sociología política como la sociología económica.

Y cuando algunos científicos sociales revivieron el término de economía política otros científicos políticos menos críticos trataron de darle un sabor más homotético al término. Pero esto dio como resultado que los científicos políticos se preocuparan más por los procesos económicos. Después de la posguerra los economistas se empezaron a preocupar por las ideas de Keynes lo que ocasiono un renacimiento de la macroeconomía, esto creo que la línea divisoria con a ciencia política se volviera poco clara porque el objeto de análisis era los organismos intergubernamentales y la política de los gobiernos. Tiempo después algunos economistas no keynesianos empezaron a defender las virtudes de los modelos analíticos económicos neoclásicos para el estudio de temas sociológicos tales como las desviaciones sociales o la familia. Estas tres ciencias comenzaron a utilizar en sus investigaciones técnicas cuantitativas, lo que provoco que sus enfoques metodológicos fueran diferenciándose menos. A lo largo de los años el objeto de estudio y su metodología de estas tres ciencias sociales se fue sobreponiendo. Debido a estas superposiciones las líneas divisorias de las tres ciencias sociales nomotéticas se fueron diferenciando cada vez menos, además que cada una de las disciplinas se fueron volviendo heterogéneas en la medida en que los limites de estudio se iba expandiendo. Por lo que se dudo de su legitimación y del intento que cada una de ellas hacia por diferenciarse de las demás ciencias sociales, por lo que se pensó en crear nuevos nombres interdisciplinarios como por ejemplo: Ciencias Administrativas, Estudios de la Comunicación y Ciencias del comportamiento. Algunos creían que la convergencia entre la ciencia social y la historia creaban una ciencia social más productiva y que debería ser continuada. Sin embargo, otros creían que se debía a confusión intelectual y que tenía que haber una reconstrucción.

Para 1850 y 1945 la lista de nombres para clasificar las ciencias sociales se fue reduciendo pero en 1945 dio un cambio en dirección contraria pues empezaron a aparecer diferentes nombres que buscaban bases institucionales adecuadas, nuevos programas e incluso nuevos departamentos en las instituciones. El mayor foco de debate entre 1950 y 1960 fue hacia la validez de las distinciones entre las ciencias sociales, pero para 1960 y 1970 se paso a otra cuestión el pensar si las ciencias sociales eran eurocéntricas y por lo tanto en qué grado las ciencias sociales habían heredado el concepto de parroquial, y el grado la división del pensamiento moderno en las dos culturas era un modo útil de organizar la actividad intelectual.

2. El grado en que el patrimonio heredado es parroquial.

Las afirmaciones de universalidad, aplicabilidad universal validez universal etc. no falta en la justificación de las diversas disciplinas académicas como requisito para su institucionalización. Las tres ciencias contemporáneas han luchado para poder hacer valida sus distintas afirmaciones de universalidad. El universalismo de cualquier disciplina se fundamenta en una mezcla de de prácticas sociales y afirmaciones intelectuales. Una vez institucionalizada una disciplina es muy difícil desafiar con éxito sus afirmaciones universalistas. La búsqueda por alcanzar esta universalidad ha sido exhaustiva porque a pesar de que algunos científicos sociales creen poder alcanzarla existen otros que piensan que la universalidad es imposible de encontrar en las ciencias sociales. Pero ahora las ciencias sociales han sido parroquiales en grado no aceptable. Los problemas más severos los encontramos en las tres ciencias sociales nomotéticas que debido por influenciarse por las ciencias naturales han alimentado tres expectativas que no se han podido cumplir en forman universalista: una expectativa de administración y de predicción que se basan en una expectativa de exactitud cuantificable. Es en entonces cuando nos podemos dar cuenta que las ciencias sociales nomotéticas hacen una aseveración arriesgada al decir que las realizaciones sociales pueden ser medidas y que es posible el acuerdo universal sobre esas medidas. Porque a diferencia de las ciencias naturales, el objeto de estudio de las ciencias sociales incluye a los investigadores además dicho objeto son personas que interactúan e intercambian opiniones con los investigadores. Y es que la capacidad de las ciencias sociales para explicar la realidad estaba siendo criticada por voces distintas especialmente feministas. Parecía que les decían a los investigadores que el análisis que habían hecho era apropiado para cierto grupo pero no para el suyo. Otros creían que los resultados que se obtenían eran de una pequeña minoría que era la que dominaba el conocimiento o el mundo fuera de las universidades, y estos resultados eran aplicados al resto de la humanidad.

Durante el siglo XIX el hecho de que Estados Unidos y Europa construyeran ciencias sociales eurocéntricas, no es sorprendente puesto que el mundo europeo se sentía triunfante y superior, y en muchos aspectos lo era tanto en el aspecto político como en el económico. Con sus grandes transformaciones tecnológicas fue parte crucial de la conquista y parecía lógico juntar una tecnología superior a una ciencia superior.

El reto de desafiar la universalidad cultural de las ideas Occidentales empezó a ser tomada en serio Asia Oriental llego a ser una nueva sede de actividad económica fuerte en la década de los setentas. Ahora las dudas sobre Occidente que antes había sólo en una pequeña minoría ahora se extendían. Entonces debido a la distribución del poder en el mundo es cuando se cuestiona el problema de parroquialismo cultural en las ciencias sociales.

En 1945 hasta 1970 las opiniones de los científicos sociales occidentales y de estados unidos seguían siendo dominantes en el mundo no occidental. Sin embargo, en este periodo las ciencias sociales académicas tuvieron un crecimiento en el mundo no occidental esto con la ayuda de instituciones occidentales que aceptaban las disciplinas desarrolladas por ellas en Occidente como universalmente normativas.

El desafío al parroquialismo de la ciencia social a fines de los años setenta, fue un reto de afirmación de representar el universalismo. Los críticos sostuvieron que era parroquial esta crítica fue hecha por feministas, por grupos que desafiaban el eurocentrismo y por otros que cuestionaban tendencias que percibían como inherentes a las premisas de las ciencias sociales. Al analizar estas críticas es importante distinguir entre desafío político y desafío epistemológico. El desafío político es el reclutamiento de estudiantes y profesores dentro de las estructuras universitarias (esto iba unido a un desafío parecido en el mundo político más amplio). Se decía que había grupos de todas clases olvidados por las ciencias sociales: niños, mujeres, pueblos no occidentales, es decir grupos de minorías. Y dentro de los países occidentales se encontraban abandonados los grupos históricamente definidos como marginales en lo social y en lo político. En consecuencia se presento un argumento para terminar con la exclusión de las personas. El argumento consistía en que la mayoría de los científicos en los últimos 200 años solo se investigaron a sí mismos y con esto querían hacer una generalización con el resto de la población estudiada, incluso cuando estudiaban a otros tendían a definir a los otros como reflexiones de sí mismos. Entonces la solución se encontraba en ampliar más el reclutamiento del grupo académico así probablemente se ampliaba el campo de objeto de estudio.

Algunas voces nuevas que se unieron contra el desafío que representaba el parroquialismo de las ciencias sociales planteaban cuestiones teóricas que iban más allá de los temas de estudio legítimo o de los tópicos. Su argumento era que mucho de los razonamientos teóricos de las ciencias sociales (también naturales y humanidades) estaban cargadas de prejuicios a priori y estos carecían de justificaciones teóricas y empíricas y era preciso solucionarlos analizarlos y remplazarlos por premisas más justificables. Estas demandas formaban parte de una demanda general para abrir las ciencias sociales.

En 1978 un catedrático africano llamado Engelbert Mveng escribió un articculo llamado “De la sumisión a la sucesión” y en el escribió “Hoy el Occidente concuerda con nosotros que el camino hacia la verdad pasa por numerosos caminos distintos de los de la lógica aristotélica o thomista o de la dialéctica hegeliana. Pero es necesario descolonizar las propias ciencias sociales y humanas”

La ciencia es un ejercicio por buscar el conocimiento universal por consiguiente no puede existir otro porque el otro es parte de nosotros, ese nosotros al que estudiamos, ese nosotros que hace el estudio.

El universalismo y el particularismo no son conceptos necesariamente distintos, de hecho tienen la gran similitud que durante los últimos doscientos años son el centro de un debate. Se dice que el universalismo es una forma disfrazada y opresiva de particularismo. El problema no es ver qué es universal sino qué es lo que evoluciona y si lo que está evolucionando se puede definir como progreso.

Pero ¿cómo pueden las ciencias sociales describir y formular afirmaciones verdaderas acerca de un mundo desigual en el cual los propios científicos sociales tienen su realidad? Las ciencias naturales afirman que el que mide modifica lo medido. Pero esta afirmación todavía es discutida en las ciencias sociales.

La creciente discusión sobre el universalismo se ha mezclado con tres cuestiones la distinción entre afirmaciones analíticas y afirmaciones descriptivas, la validez de las afirmaciones que reflejan intereses rivales y la racionalidad critica como base de la comunicación académica. Podemos distinguir lo que oculta detrás del universalismo como objetos como metalenguajes como lenguas. Al traer los metalenguajes al primer plano y someterlos a racionalidad crítica. Podría ser la manera en que se pueda escoger la mezcla de lo universal y de lo particular, como objetivos, como objetos y como lenguajes.

Si todos los universalismos son contingentes, entonces ¿hay alguna manera de construir un universalismo único y relevante para el momento presente? La posible solución ¿es la de los guetos o la integración social?

Así los que tienen menos poder están en una situación sin salida, no hay una respuesta contundente a los universalismos predominantes. La consecuencia es que los excluidos van y vienen entre la separación y la integración cuando esto se vuelve tedioso a veces pasan por querer destruir los universalismos presentes.

Es importante aceptar la existencia de interpretaciones diferentes de un mundo incierto y complejo. Sólo se podrá captar la riqueza en que vivimos si se permitiera un universalismo pluralista.



3. La realidad y la validez de la distinción entre las “dos culturas”

Desde 1960 hasta la fecha dos acontecimientos en la estructura del conocimiento que proceden de los extremos opuestos que resultan de las divisiones universitarias del conocimiento, pero que ambos han cuestionado la validez y la realidad de la distinción entre las dos culturas. Los descontentos de las ciencias naturales con el modelo newtoniano que se remontan a Poincaré a fines del siglo XIX comenzaron a hacer explosión, pero esto se debía a la insuficiente capacidad de las teorías antiguas para resolver problemas modernos complejos. Estos procesos en las ciencias naturales y en las matemáticas fueron importantes para las ciencias sociales en dos sentidos. El modelo de epistemología nomotéticas en las ciencias sociales era dominante en el año de 1945 y se basaba en la teoría newtoniana al estudio de fenómenos sociales pero ahora estaba perforado el suelo bajo el uso de las ciencias sociales. Y en segundo lugar las ciencias naturales se estaban percatando de nuevos procesos que destacaban por la no linealidad por encima de la linealidad, la complejidad sobre la simplificación...

Pero lo más importante es que los científicos acentuaban la importancia de la flecha del tiempo, en suma las ciencias naturales comenzaban a acercarse a lo que antes se llamo ciencia blanda. Esto no sólo ayudo a disminuir las luchar por el poder interno en las ciencias sociales sino que ayudo para disminuir la fuerte distinción entre ciencias naturales y ciencias sociales como supercampos.

La visión cartesiana de la ciencia clásica describía al mundo como automaton determinista que se podía explicar en forma leyes causales o de leyes naturales, sin embargo, hoy en día muchos científicos naturales dirían que la descripción del mundo debería de ser muy diferente.

Y no es que crean que la física newtoniana este equivocada solo que se limita en explicar procesos, por ejemplo describen el desarrollo de los planetas pero no el desarrollo del sistema planetario. Por lo tanto las leyes que se podían formular enumeraban posibilidades nunca certeras. En consecuencia la irreversibilidad ahora es tomada como una ampliación a las leyes antes formuladas y no como una percepción científica errónea.

La importancia del estudio de sistemas complejos para análisis de las ciencias sociales tiene extensos alcances. Es claro que estos sistemas sociales históricos están compuestos están compuestos por diferentes unidades interactuantes y por la evolución de estructuras y organizaciones jerárquicas internas y por comportamientos espacio/temporales complejos.

El marco conceptual que ofrecen los sistemas evolutivos complejos desarrollados por las ciencias naturales ofrece a las ciencias sociales un conjunto coherente de ideas que concuerda con visiones que existían desde hace tiempo en las ciencias sociales.

El segundo desafío que surgió de la división tripartita del conocimiento surgió del límite final humanista de la tensión entre las dos culturas. Este desafío provino de los estudios culturales. Este desafío incluye tres temas fundamentales: La importancia central para el estudio de los sistemas sociales históricos, de los estudios de género y de los tipos de estudios no eurocéntricos, segundo la importancia del análisis histórico local muy bien ubicado, y tercero y la estimación de los valores asociados con las realizaciones tecnológicas y su realización con otros valores. El estudio de cultura atraía a diferentes disciplinas pero en especial a tres grupos: los estudiosos de la literatura, los antropólogos y a las nuevas cuasidisciplinas relacionadas con lo pueblo olvidados por la modernidad (en virtud de género, raza clase etc.)

Para la formulación de del problema de las dos culturas siempre estaba un supuesto implícito pero real, se decía que la ciencia era más dura más racional que la filosofía o las artes y letras. La premisa era que la ciencia era más europea y más moderna y más masculina. Contra estos supuestos los estudiosos de temas de género y no eurocéntricas reclamaban al proponer una revalorización de los estudios culturales.

Casi el mismo problema surgía con la cuestión a veces formulada con lo local contra lo un universal y otra veces como acción contra estructura. Se decía que lo universal y las estructuras eran impersonales y eternas así que se encontraban más allá del control del esfuerzo humano, pero más bien parecían ser manipuladas por expertos racionales y científicos aunque no por personas corrientes ni grupos de poco poder.

La centralidad del género y la raza/etnicidad para el análisis parecía evidentemente importante en los estudios locales, pero cuando más mundial se iba haciendo el estudio más difícil se hacía desarrollar una organización efectiva a fin de presentar perspectivas alternativas de defender intereses alternativos y por supuesto proponer epistemologías alternativas.

El tercer elemento en la afirmación de los estudios culturales ha sido la expresión del escepticismo acerca de los meritos del progreso tecnológico.

El escepticismo posmoderno empezó a reemplazar a la crítica moderna y casi todas las teorías grandiosas fueron atacadas en nombre de un modo de teorización abstracto.

Los ascensos de los estudio culturales tuvieron un impacto en las ciencias sociales que de cierta manera es análogo a algunos acontecimientos de la ciencia.

Los defensores de los estudios culturales minaron la división organizacional entre los supercampos de las humanidades y de las ciencias sociales. El apoyo para estas posiciones venia de todas las diversas disciplinas de las humanidades y de las ciencias sociales y esto produjo formas de cooperación intelectual que han ignorado la línea tradicional entre las humanidades y las ciencias sociales.

Antes de 1945 las ciencias sociales estaban interiormente divididas entre dos culturas y había muchas voces que decían que las ciencias sociales deberían desaparecer o fundirse ya sea con las ciencias naturales o con las humanidades según las preferencias de cada quien. En cierto sentido se pedía a las ciencias sociales que aceptaran la realidad de dos culturas y que ingresaran a una u otra en sus propios términos.

No se puede hablar de un acercamiento completo entre las dos culturas pero los debates han credo dudas acerca de la claridad de distinciones y parece que se avanza en una dirección a una visión menos contradictoria de los múltiples campos de conocimiento.

Pero lo que si está claro es que la división entre ciencias sociales, ciencias naturales y humanidades ya no es tan evidente como en otro tiempo parecía. Ahora parece que las ciencias sociales ya no son vistas como el pariente pobre de alguna manera desgarrado entre los dos clanes polarizados de las ciencias naturales y de las humanidades, más bien han pasado a ser el sitio de su reconciliación

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